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miércoles, enero 18, 2006

Caperucita Roja políticamente correcta (Segunda parte).

Respondió Caperucita:

- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso
omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la
perspectiva existencial en tu caso propia y globalmente válida- que la
angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y
ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por
su condición de segregado social de esa esclava dependencia del
pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida
para llegar a casa de la abuela.

Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello
una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro.

A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo
masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y sé acurrucó en
el lecho.

Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en
reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte dijo suavemente el lobo
desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan
limitada como un topo.

- Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

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